Cada paso tiene un sonar distinto
Desde que el suelo se transforma bajo los pies,
Y las piernas se mueven como movidas por hilos,
Amarradas firmemente para que no quieran volver.
Y no es que cada paso duela más que antes,
Y no es esto llorar sin un porqué.
Es simplemente sentir aquel crepitar,
Cambiando en el segundo en que poso el pie.
Hay veces en que la sordera enmudece los zapatos,
Y de pronto el silencio ya no es generoso.
Ocurre que el palpitar olvida la calma
Y se encarmina por la sombra que camina al lado.
Hoy por hoy no existe aquella sombra
Y me hace feliz escuchar mis propios pasos,
variando en la lluvia, en la noche , en el día, en el ocaso,
oyéndolos al despertar y al seguir mi propia sombra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario