¡Tacón de mierda! Venirse a romper ahora, cuando
voy por una de las
calles más peligrosas de la ciudad
y además de
madrugada. Esto es un fiasco. Tengo el rímel corrido, soy un
mamarracho.
Nunca había caminado por acá. Tengo un poco de
miedo, siento mi respiración algo
agitada. Estoy pensando mucho, sí mucho.
En realidad tengo una mazmorra en la cabeza. Siempre he sido de las que les cuesta
asimilar las cosas, tengo un llanto diferente, como con efecto retardado. Pero esta vez no fue así, fue un efecto automatico, como
si viniera viendo esto hace mucho tiempo, hace años. Por primera vez en la vida no puedo armar ese refugio en el que
siempre me escondo, en el que guardo lo
que me daña y sigo el camino sin agravios.
Ahora soy un asco. ¡Si me vieran! soy un atado de mocos andando por la calle.
No entiendo que fue lo que más me dolió. Solo se que siento en el pecho una opresión,
como si tuviera que botar algo. Llevo más de diez cuadras
botando lágrimas y esto sigue
ahí. ¿Qué será lo que me duele?
¿no tener plata para un taxi? ¿tener que irme caminando en
estas condiciones? ¿ estar sola? No, soy yo la
que me duelo, la seguidilla de
malas decisiones que he tomado y todas
sus consecuencias. Mi falta de agallas, ¡por Dios
mi falta de agallas! Si soy la cobardía en persona. Pero a pesar de todo esto había intentado ser valiente y creía que
actuaba bien, pero me equivoqué.
Hay mucha gente que dice que equivocarte te hace crecer,
si fuese así yo mediría un metro ochenta
y no el metro y medio que mido. Me he equivocado tanto. ¿Pero por qué ahora me equivoqué? Si pensé
detenidamente las cosas, como se debe hacer, intenté ser sincera, busqué las
palabras precisas, aunque no ocupé
todas. Me faltaron las cinco palabras más
importantes: Tú eres prioridad, no alternativa.
Uri Lastra
PD: Al leer hacerlo
con tono argentino.
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