Soy lo que soy, y lo que nadie se merece,
soy lo que oculta la mano bajo la alfombra.
Soy la que se estremece con el vaivén de la escalera,
La que espera el sol despierta cada mañana.
Soy la sin dueño, la que vuela al son de la ventiscas,
La que araña la madera de la marquesa, sola cada noche.
Soy la que se olvida de cerrar las cortinas de la alcoba,
La que se entume pero le gusta, para así tener al frío como compañero.
Soy la de nadie, ni siquiera de si misma,
La que recorre la vida como un artista en la cuerda floja.
Soy la que no teme a caer porque espera el impacto,
Y despertar de golpe al tocar el suelo, abrir los ojos y volver al fin a la vida.
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