sábado, 12 de enero de 2013

VEINTITRÉS MINUTOS


Una  cucharada. Dos cucharadas. Untar un poco  más, observar lentamente  cada  detalle de esa cucharilla  y  llevarla a  la  boca. Salió  de  su hipnosis por  un momento, el  silencio  colmaba  la  casa y  eso  le  incomodaba. Buscó  el  control  remoto,  no estaba  sobre la  cama, se  colgó  de un lado de esta para ver  si estaba  debajo,  su  cabello  rozaba  la  alfombra  pelusienta , de  pronto  se vino   abajo  golpeándose  la  cabeza, se tumbó  de espaldas  mirando  cada detalle  del techo,  quedando ahí  unos  minutos.Ya  no  quería  el  control remoto. Tomó  la  nutella  nuevamente.Cuarta , quinta  cucharada,  cerró  el  frasco y  lo  lanzó  a un  lado, odiándolo  por un  instante. Pero  lo veía ahí,  sobre  las  toallas  húmedas  botadas en el  piso. Esas  letras  rojas le suplicaban abrigo cual mendigo. Gateó  hacia el frasco , lo  abrió y ansiosamente  tomó la  sexta , séptima y  octava  cucharada.Luego pasó lentamente  la  punta de  su lengua sintiendo el metálico  sabor  mezclado con el fantasma de la crema de almendras, repitió esto pero  aún más  lentamente ahora  con los  ojos  cerrados, le  causaba un  extraño  placer, de  pronto abrió los ojos  y  se vio reflejada en el espejo de  cuerpo entero  que  tenía frente  a  sí, se  veía  bien  haciendo esto. Bajó lentamente  el  utensilio de metal  por  su labio  inferior,  lo hizo  bailar  por  su  mentón,  zigzaguear por  su  cuello,  avanzar  por su escote ,  estaba totalmente  conectada  con  cada   contacto  y  respuesta  de su  piel , le  pareció  algo  hermoso,  repitió  el mismo  recorrido pero ahora  en  dirección contraria. Sus   dientes  acariciaban   sus   labios  entre  mordisqueos deseosos , sus  hombros  se  estremecieron  y  avanzaron hacia  atrás  como  queriendo  salir de su  eje. 

Volvió en   sí, sacudió su  cabeza  y comenzó  a reír  mirando  el objeto  entre  su  mano. Novena  y  décima  cucharada ,  comenzó  a sentir  un  calor ascendente   desde  su  estómago.Fue  al   baño  y  se  mojó  la cara ,  era  una  noche  de  mucho  calor , hizo  volar  la  camiseta con que  andaba y  volvió  a  la pieza.  Robó  otra cucharada  al  frasco ,  y  de un  salto liviano  subió  a la  cama. Se dejó  caer sobre un  costado , sentía  el  aroma  floral de su cabello que  se extendía  bajo su  rostro  como  cascada  castaña sobre el cobertor   blanco,  apreció  cada detalle  de  ese  cauce. Bostezó  acariciándose  la cara  y  rodando  por la explanada  inmensa  que en ese  instante  le  parecía   su  cama . De espalda observó  sus  pechos   que  se  mostraban impetuosos ,  comenzó  a  acariciar sus  relieves  de un lado  a  otro  con una  delicadeza única. Desde  una  axila hacía   bailar  sus   dedos índice y  anular , alternándolos,  dibujando círculos  hasta llegar a los pezones que  se  encontraban  erguidos ,  palpándolos, dando  un apretón a  toda  su   mama izquierda  como  señal de  despedida   para  pasar  a la  derecha  donde  la mano se  mostraba  más  pesada ,aplastando la piel,  recorriendo  con la palma la  extensión,  este barrido  llegó  hasta   el  cuello ,  el  dedo  pulgar  viajó  hasta la  boca  que  lo esperaba   y los  otros  dedos  acariciaron  la oreja  izquierda  buscando  cada recinto. La  respiración parecía  vaporosa, la mano izquierda  bajaba  inquieta  por el abdomen, jugando  con la pretina del  calzón , luego  avanzando bajo  el  encontrándose  con la calidez  del  sexo    que  explotaba  en  cada contacto  con la yema  de los  dedos ,  era un  baile fabuloso  produciéndose  bajo  su  ropa interior.


Lo   que  vino  fue   un  frenesí ,un  ardor   recorriéndola  por  completo,  una    búsqueda  de  un jardín  secreto  que la  transportaba  a un  espacio  y  tiempo diferente,  en que  estallaba, descomprimiéndose,  donde  cada  uno  de  los  seres  que  habitaban   dentro de  ella  actuaban a la  vez  por unos  segundos .

Su mandíbula se abrió, un gemido escapó  de  su boca  inundando la  habitación, una ola epidérmica  de  pies  a  cabeza,  cada  musculo  hablaba por  si mismo  y   volvía a   la  mudez  absoluta , acomodándose. Cada poro  se  expandía , como  tomando aire , una  gran  bocana  para volver  a las  profundidades.
Todo era una  sinfonía  maravillosa,  que  ella  podía  crear  como  un pequeño  dios ,  recorriendo  cada  uno  de los parajes  de ese  mundo   en que  se convertía  su cuerpo   ahora lleno  de placer sobre  la cama, podía  elegir   cada  nota,  cada tiempo,  tenía  el  completo control  y a  la vez  se  podía aventurar a conocer tantas inéditas   percepciones.

Dormitó  un momento,  se levantó de  la  cama, caminó  hacia el  baño  y en el espejo  vio  su  rostro con esa  nueva  expresión de plenitud  que saltaba  desde  sus  ojos. Se  veía   hermosa,  deseaba  poder abrazar su  reflejo.  Se dirigió  al  dormitorio  y  tomó  la  que  sería la ultima  cucharada  de  pasta de la  noche, la disfrutó al  máximo ,  sintió  los  sabores invadiendo  cada  papila. Era delicioso.


Se  encontraba  exhausta, se acostó y  rápidamente  cayó en un  profundo sueño. Olvidó  apagar  la luz  del  dormitorio, la que  iluminaba  su rostro entre  los   almohadones y  lo  hacía  aún más  precioso.


A eso  de la medianoche llegó  él,  se conmovió  al entrar al cuarto  y ver tan bello  espectáculo sobre  la  cama matrimonial.Amaba  tanto  a esa  mujer.Se  acercó  y  no  pudo  evitar besarla  en la  mejilla  causando que  despertara,  se  veía  diferente  , más  hermosa, la  beso  acaloradamente en los  labios  y  la  miró  con esa  cara de complicidad  llena  de  deseo,se despojó  de su  ropa quedando  solo  en ropa  interior  y se metió  a la  cama  junto  a  ella.  Se  arrebataron a ese  amor, fueron veintitrés  minutos de movimiento  palpitante bajo las sabanas.  


Veintitrés minutos  que la  dejaron totalmente desilusionada  y profundamente convencida de que podía  encontrar  más  placer con un  frasco  de nutella  y una  cuchara de metal  que  con su marido bajo las  sábanas.

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