Una cucharada. Dos cucharadas. Untar un poco más, observar lentamente cada detalle de esa cucharilla y llevarla a la boca. Salió de su hipnosis por un momento, el silencio colmaba la casa y eso le incomodaba. Buscó el control remoto, no estaba sobre la cama, se colgó de un lado de esta para ver si estaba debajo, su cabello rozaba la alfombra pelusienta , de pronto se vino abajo golpeándose la cabeza, se tumbó de espaldas mirando cada detalle del techo, quedando ahí unos minutos.Ya no quería el control remoto. Tomó la nutella nuevamente.Cuarta , quinta cucharada, cerró el frasco y lo lanzó a un lado, odiándolo por un instante. Pero lo veía ahí, sobre las toallas húmedas botadas en el piso. Esas letras rojas le suplicaban abrigo cual mendigo. Gateó hacia el frasco , lo abrió y ansiosamente tomó la sexta , séptima y octava cucharada.Luego pasó lentamente la punta de su lengua sintiendo el metálico sabor mezclado con el fantasma de la crema de almendras, repitió esto pero aún más lentamente ahora con los ojos cerrados, le causaba un extraño placer, de pronto abrió los ojos y se vio reflejada en el espejo de cuerpo entero que tenía frente a sí, se veía bien haciendo esto. Bajó lentamente el utensilio de metal por su labio inferior, lo hizo bailar por su mentón, zigzaguear por su cuello, avanzar por su escote , estaba totalmente conectada con cada contacto y respuesta de su piel , le pareció algo hermoso, repitió el mismo recorrido pero ahora en dirección contraria. Sus dientes acariciaban sus labios entre mordisqueos deseosos , sus hombros se estremecieron y avanzaron hacia atrás como queriendo salir de su eje.
Volvió en sí, sacudió su cabeza y comenzó a reír mirando el objeto entre su mano. Novena y décima cucharada , comenzó a sentir un calor ascendente desde su estómago.Fue al baño y se mojó la cara , era una noche de mucho calor , hizo volar la camiseta con que andaba y volvió a la pieza. Robó otra cucharada al frasco , y de un salto liviano subió a la cama. Se dejó caer sobre un costado , sentía el aroma floral de su cabello que se extendía bajo su rostro como cascada castaña sobre el cobertor blanco, apreció cada detalle de ese cauce. Bostezó acariciándose la cara y rodando por la explanada inmensa que en ese instante le parecía su cama . De espalda observó sus pechos que se mostraban impetuosos , comenzó a acariciar sus relieves de un lado a otro con una delicadeza única. Desde una axila hacía bailar sus dedos índice y anular , alternándolos, dibujando círculos hasta llegar a los pezones que se encontraban erguidos , palpándolos, dando un apretón a toda su mama izquierda como señal de despedida para pasar a la derecha donde la mano se mostraba más pesada ,aplastando la piel, recorriendo con la palma la extensión, este barrido llegó hasta el cuello , el dedo pulgar viajó hasta la boca que lo esperaba y los otros dedos acariciaron la oreja izquierda buscando cada recinto. La respiración parecía vaporosa, la mano izquierda bajaba inquieta por el abdomen, jugando con la pretina del calzón , luego avanzando bajo el encontrándose con la calidez del sexo que explotaba en cada contacto con la yema de los dedos , era un baile fabuloso produciéndose bajo su ropa interior.
Lo que vino fue un frenesí ,un ardor recorriéndola por completo, una búsqueda de un jardín secreto que la transportaba a un espacio y tiempo diferente, en que estallaba, descomprimiéndose, donde cada uno de los seres que habitaban dentro de ella actuaban a la vez por unos segundos .
Su mandíbula se abrió, un gemido escapó de su boca inundando la habitación, una ola epidérmica de pies a cabeza, cada musculo hablaba por si mismo y volvía a la mudez absoluta , acomodándose. Cada poro se expandía , como tomando aire , una gran bocana para volver a las profundidades.
Todo era una sinfonía maravillosa, que ella podía crear como un pequeño dios , recorriendo cada uno de los parajes de ese mundo en que se convertía su cuerpo ahora lleno de placer sobre la cama, podía elegir cada nota, cada tiempo, tenía el completo control y a la vez se podía aventurar a conocer tantas inéditas percepciones.
Dormitó un momento, se levantó de la cama, caminó hacia el baño y en el espejo vio su rostro con esa nueva expresión de plenitud que saltaba desde sus ojos. Se veía hermosa, deseaba poder abrazar su reflejo. Se dirigió al dormitorio y tomó la que sería la ultima cucharada de pasta de la noche, la disfrutó al máximo , sintió los sabores invadiendo cada papila. Era delicioso.
Se encontraba exhausta, se acostó y rápidamente cayó en un profundo sueño. Olvidó apagar la luz del dormitorio, la que iluminaba su rostro entre los almohadones y lo hacía aún más precioso.
A eso de la medianoche llegó él, se conmovió al entrar al cuarto y ver tan bello espectáculo sobre la cama matrimonial.Amaba tanto a esa mujer.Se acercó y no pudo evitar besarla en la mejilla causando que despertara, se veía diferente , más hermosa, la beso acaloradamente en los labios y la miró con esa cara de complicidad llena de deseo,se despojó de su ropa quedando solo en ropa interior y se metió a la cama junto a ella. Se arrebataron a ese amor, fueron veintitrés minutos de movimiento palpitante bajo las sabanas.
Veintitrés minutos que la dejaron totalmente desilusionada y profundamente convencida de que podía encontrar más placer con un frasco de nutella y una cuchara de metal que con su marido bajo las sábanas.
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