Dicen que los pájaros cantan al amanecer
pero los míos se despiertan a medianoche,
me desvisten en delirantes vuelos
y se alojan en mi sexo y a veces en mis senos.
Permanecen ahí por unos momentos,
mascullando el alma,
haciendo que tiemble gozosamente ,
perdiendome en alaridos que empañan las ventanas.
Mis pájaros cesan al amanecer,
se depiden de mí con golpecitos de nariz
me besan indiscriminadamente
y emprenden su viaje.
Ahí quedo , sumergida en un mar de sábanas,
con la boca entreabierta , anestesiada .
Mis pájaros se han marchado ,
me han dejado las migajas del placer.
Uri Lastra
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